No es de extrañar que la industria de las telecomunicaciones se encuentre entre las peores en el manejo y la lucha contra la ciberseguridad. Si bien las empresas de telecomunicaciones han realizado enormes avances en la protección de sus redes y clientes, el eslabón débil reside entre sus empleados y ejecutivos que administran de manera deficiente sus contraseñas y acceso a sus datos. El objetivo que se coloca en la cabeza de una empresa de telecomunicaciones atrae los ataques cibernéticos más complejos y sofisticados, ya que contienen datos confidenciales para sus miles e incluso millones de clientes. Hay numerosas formas en que los empleados pueden defenderse contra una gran cantidad de ataques, que las organizaciones deben alentar a crear una cultura de ciberseguridad dentro de las filas.

El mundo digital depende en gran medida de Internet y las organizaciones no tienen paciencia con las interrupciones y otros problemas de rendimiento. Del mismo modo, la naturaleza ubicua de los teléfonos inteligentes ha aumentado significativamente las expectativas de los consumidores de una conectividad constante. Los clientes móviles se conformarán con nada menos que un acceso rápido, confiable y eficiente a la Web y a las aplicaciones, independientemente de su ubicación física. Y con una variedad de proveedores para elegir, es fundamental que las empresas cumplan con estas expectativas o pierdan participación de mercado.

Estos se encuentran entre los factores que han elevado las pruebas a una prioridad comercial estratégica para las empresas de telecomunicaciones y medios.